PALABRAS DE AUGUSTO CASOLA CON MOTIVO DE RECIBIR EL
PREMIO MUNICIPAL DE LITERATURA 2014
Un premio literario no es consagratorio ni establece jerarquías. No pasa de ser el pestañeo de una luciérnaga y su duración apenas alcanza al de aquel. El reconocimiento de la obra de arte es casi siempre posterior a la vida física del artista y la transcendencia del escritor no constituye una excepción, aunque existen circunstancias fortuitas que promocionan a autores menos que mediocres sea por el mercadeo internacional o el apoyo de instituciones que recurren a los mismos esquemas que, de labios para afuera, muchos de sus miembros manifiestan rechazar, para luego sumarse al oportunismo y el acomodo.
Sin embargo, pese a corresponder
a la utopía rousseauniana, yo también pienso que todavía existen “hombres
antiguos en los tiempos modernos”, que cultivan el amor a la patria, integridad
moral y la pasión por la libertad, personas que
no destruyeron todavía los lazos
de solidaridad ni desarrollaron el desmesurado afán de enriquecimiento.[1]
La intención de “Café con leche
con pan y manteca” fue rendir homenaje a los 40 años de la edición de mi
primera novela, “El laberinto”, en
1972, con la cual di el primer paso en
lo que después se transformó en una carrera que cuenta con 16 títulos publicados
al presente y abarca la narrativa, el
ensayo y la poesía.
Me satisface que Café con leche
haya sido galardonada. Me satisface porque el premio recae en una novela que,
en mi opinión, es el resultado de la madurez del escritor y me satisface porque
muchas veces es más fácil acceder a un premio cuando no se conoce el nombre del
autor que cuando se lo conoce y me satisface el hecho de quedar unido, a través
de él, al nombre de ese gran escritor y
gran señor que fue Rubén Bareiro Saguier, a quien va dedicado este Premio
Municipal de Literatura 2014.
Ojalá que este Premio Municipal de Literatura, el segundo en importancia en nuestro país,
alcance mayor relevancia y afecte más de cerca a quienes, circunstancialmente,
corresponda administrarlo, ya que ondear
la bandera del crecimiento cultural, puede ser una plataforma novedosa con que
captar el interés de un importante grupo ciudadano, ansioso por encontrar el
ambiente propicio donde exponer sus puntos de vista, con el recurso de
parámetros inusuales y desacostumbrados.
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